sábado, 29 de noviembre de 2008

Catacumbas de París


Las catacumbas de París son uno de los lugares más curiosos y bellos del mundo para los amantes de lo macabro, lo insólito y lo extraño. Fue en el año 1785 cuando se tuvo la genial idea de trasladar allí los huesos del poco higiénico cementerio de Les Halles, y además para dejar espacio en los distintos cementerios de la ciudad, que estaban ya llenos de muertos y a tope de su capacidad.
Para ello se aprovecharon las canteras excavadas en la época galorromana a 20 metros de profundidad en la base de tres colinas: Montparnasse, Montrouge y Montsorius. A diferencia de las catacumbas italianas, cuyo origen se remonta a las persecuciones de los primeros cristianos en la Roma imperial, las catacumbas de París surgieron a causa de dos problemas mucho más recientes.
El temor a que los miasmas de los cuerpos en descomposición comenzaran a propagar enfermedades y a causar epidemias, llevó a retirar las osamentas de varios cementerios y a colocarlas en esta red de túneles, siguiendo como ejemplo el acomodo de los huesos en las catacumbas romanas; de ahí el nombre del lugar. De 1785 a 1787, la escena macabra del traslado de los huesos del Cementerio de los Inocentes se repitió noche tras noche.
Durante 15 meses, se trasladaron millones de huesos de multitud de cementerios, en carruajes y cruzando la ciudad de noche. Fueron depositados sin ningún tipo de intención "artística", amontonados, hasta que el Inspector General de Canteras decidió colocar los huesos de la parte delantera de dichos montones en forma de muralla, dándoles el aspecto que tienen hoy en día,con una placa identificando la procedencia de los restos y pequeños altares con epitafios en latín que adornan el camino. Este tipo de transferencias de restos humanos continuaron hasta la década de 1870 y se llegaron a acumular en las catacumbas los restos de seis millones de parisienses, aproximadamente. Todo este dio origen a una serie de leyendas e historias macabras. El sitio fue, y continúa siendo, un punto de interés para el viajero.
De los más de 300 kilómetros de galerías, actualmente sólo hay abiertas al público para una visita 'turística' aproximadamente un kilómetro o kilómetro y medio. La razón principal es que las autoridades parisinas descubrieron no hace muchos años que en el interior de dichas galerías se practicaban siniestros ritos, incluso misas negras y actos de satanismo, por lo cual decidieron cerrarlas y precintarlas, y sólo se mantiene abierto al público ese mencionado kilómetro de catacumbas, al que se ha dado la categoría de auténtico 'monumento a lo macabro' y que los turistas pueden visitar.


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